martes, 28 de junio de 2022

Bogotá. Sábado 25 de junio de 2022.

 Cómo todos los días, desperté al escuchar a Yaneth en la cocina desayunando. Perecié un rato y me levanté. Tenía planeado ver unos apartamentos en un barrio cercano.

Me vestí cómo, con gomas cómodas y mis dos chaquetas. Desayuné sin stress y salí a la aventura.

El señor del abasto de la esquina me había comentado que detrás de una iglesia cercana, alquilaban apartamentos.

Di varias vueltas y llamé a algunos números que resultaron caros y grandes. Derrotado, cansado y sin ánimos, caminé de regreso. En el camino, recordé que había dejado de ver un apartamento con Pau, así que fui directo.

Llegué y pregunté. Resultó ser un apartamento, en la parte superior, un anexo de otro, con un taller en el medio. En realidad, algo feo. Al salir, vi otro cerca y llamé al señor, el cual, luego de darme un buen precio, quedó en mostrarlo a las 12pm. Apenas eran las 10am, así que camine cerca para ver otras opciones, que no encontré. Regresé a casa para tomar agua e ir al baño.

Cerca de las 12pm salí a ver el apartamento. Al llegar, volví a llamar al dueño y respondió que aun no se había desocupado, así que tenía que esperar 40 minutos más, y después 30 más.

Al llegar, muy amable me mostró un apartamentico con 2 cuartos, un baño y salacocinacomedor. Precio razonable aunque la entrada algo fea. Lo malo y destaco, es que por ser venezolanos siempre quieren cobrar deposito.

Ahora si regresé a casa bastante deprimido. Se acabó el primer mes y no logramos nada.

Esto me está afectando física y mentalmente, tengo ataques de pánico, insomnio, nauseas, pienso mal y no me provoca hablar. 

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