Por muchas ganas que tengo de escribir y miles de ideas llegan a mi mente mientras camino, al momento de comenzar a hacerlo, no tengo idea de que hacer.Lo cierto es que mi vida ha seguido su rumbo rutinario de sube y baja. La pandemia nos sigue afectando económicamente aunque no la cumpo de todo: solo de retrasar el tiempo y sumar años a mi curriculum.
Paula logró terminar su bachillerato como "Bachiller en turismo" sin saber un coño de turismo. Al mismo tiempo, cumplió sus 18 años sin pena ni gloria; aun se la pasa en casa, sin amigos, con una relación a distancia. La universidad es económicamente inaccesible. Me da risa que mis amigos y familiares dicen "porque no estudia en una nacional?" creyendo que aquí y en el resto del mundo las universidades son gratis como en Venezuela. Aquí todo se paga.
Yane sigue en su trabajo con la prima. Una empresa que quiere surgir por sus empleados, pero sus dueños no le prestan la atención debida, y como todos saben, la culpa siempre es del empleado. Ya solo quedan dos y cada día nos enfrentamos al temor de que será el último de la empresa y quedaremos sin ningún ingreso.
Mientras, sigo trabajando con la amiga de mi primo tres días a la semana, en un ambiente desorganizado, improvisando y con la impotencia de no conseguir nada formal y estable. El tiempo pasa factura.
Aun sigo con mi sueño de irme al norte, aunque se que implica invertir muchísimo dinero, el cual no tenemos.
Cada día reviso mis redes sociales descubriendo que nadie las lee. En serio pienso que es mejor eliminarlas pues no le veo sentido tenerlas. Tal vez, solo deje las de Meta por las fotos que estan allí. Mas nada.
Mi familia en Venezuela sigue padeciendo. Unos días tienen comida, otros no. Los servicios funcionan de manera precaria, el dinero no alcanza y mientras mi madre pierde la memoria sin medicamentos, mi sobrina llena de sueños inalcanzables y mi hermano sin querer madurar.
Unos días en serio no me quiero levantar y me cuesta enfrentarme al mundo. Vivo en un pais de abundancia donde no puedo adquirir nada por no tener trabajo estable. Eso no le importa a los demás y no tiene porqué importarles. Tal vez, deba hacer lo mismo y dejar de seguir y esperar algo de los demás.
Para finales del año pasado, llegó de viaje una amiga de Valera. Hacía muchos años que no la veía y fue placentero verla unas pocas horas. Luego, ya no tuvo más tiempo para verme. Descubrí que ya no es placentero verme o nunca lo fue y recién me di cuenta. Otras personas por el contrario, me buscan para que les haga cosas que no se. No entiendo.
Mi suegra también apareció por estos lare y aparte de incomodarnos por carecer de espacio en nuestra humilde y pequeña vivienda, nos descuadró el presupuesto e incluso nos gastó la comida, preparando porciones irreales. Hay personas que se niegan a adaptarse a los sutios que visitan.
Para este año no tengo planes a la vista. Sigo con mi sueño de irme al norte, tratar de desconectarme del mundo y de la gente y volver a mi cucurucho seguro e impenetrable. Hablar menos, incluso usar mas el silencio. Activar este medio para poder expresarme con libertad. Ese sería mi plan, en caso tal.
Hasta luego.