Hice un nuevo amigo. Un zuliano de Cabimas llamado Eduardo, quién me arregla a Susana. En poco tiempo hemos creado una buena y sana amistad, gracias a un vínculo ineludible: Dios.
Compartir La Palabra a diario me han hecho ver y reflexionar sobre muchas cosas significativas en mi vida, mi familia, mi pensamiento. Yo necesité de él y él me escuchó.
Eduardo me invitó hoy al templo, donde la lectura de la biblia me cayó directo al corazón. Literalmente yo llegué a ese templo para oir lo que tenía que oir. No lo puedo explicar con palabras.
Luego, me llevó a su casa donde compartimos un rico almuerzo y mucho, mucho café.
Se que muchos no lo van a entender, pero no importa, porque me conformo con el entendimiento de Dios.
Amen.
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